¿Quién no ha tirado una foto a su pareja, hijos o amigos con un monumento o paisaje de fondo?
Tenemos tendencia a encuadrar al sujeto en el centro de la foto, haciendo que esta pierda la fuerza y espectacularidad que en un principio esperábamos conseguir.
El sujeto se come toda la foto y el resto de elementos pasan bastante inadvertidos.
Para que eso no os ocurra, hay una técnica muy sencilla
e infalible que consiste en dividir la fotografía en tres tercios (uno central y dos a los lados).
Vamos a situar a nuestro sujeto siempre en uno de los tercios de los lados, nunca en el centro.
Preferiblemente, y si la toma elegida lo permite, lo ideal es colocarlo en el tercio de la izquierda, ya que nuestra vista esta acostumbrada a empezar a mirar de izquierda a derecha, que es el sentido de nuestra escritura.
Con este encuadre, lo que vamos a conseguir es que una foto plana y sin movimiento, se convierta en una fotografía dinámica, ya que nuestros ojos recorrerán la foto de un extremo al otro y captaremos todos los detalles de ella, a la vez que la dotarán de profundidad.
Probadlo y comentadme los resultados.
Hasta pronto.
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